En la milenaria tierra de las araucarias, la profundidad en el tiempo se presenta en cada detalle de la región. En las grandes reservas de la biósfera, en los ríos, lagos, volcanes, montañas, bosques y valles. En su flora y fauna, y por sobre todo, en el alma noble y sabia de su cultura y de su gente.
La inmensa riqueza y diversidad de La Araucanía, tanto humana como natural, invita a los viajeros a inundarse de su energía sanadora, de su mística hipnotizante y a hundirse en los paisajes deslumbrantes e infinitos que han sido resguardados por siglos, con el esfuerzo de todos y de todas.
La Araucanía es el lugar donde todo comienza. Comienza la historia de Chile y del continente americano. Comienza también la diversidad de nuestro ecosistema. Por el oeste nos protege la profundidad del Pacífico, otorgándonos conectividad marítima con otras regiones y continentes y nutriéndonos con la riqueza de su costa. En el centro nos acuna el inmenso valle verde, la oxigenación de los bosques y la abundancia de la tierra fértil, bañada por el agua dulce de ríos y lagos. Todo esto vigilado por imponentes y fogosos guardianes: los volcanes. Y desde el otro extremo, es la Cordillera de Los Andes la que, con altura de mira, nos acerca a las estrellas y nos conecta, por tierra y aire, con el resto del continente.
Majestuoso territorio donde las aguas de la Cordillera de Los Andes se encuentran con el Océano Pacífico y los ríos llegan transportando un mar de experiencias, a todo el que se embarque en esta aventura.
La zona costera invita a disfrutar y refrescarse en la ruta de los balnearios, caletas, paisajes, bosques, aromas y sabores sinfín; y a recorrer el mismo camino transitado por la Gente del Mar, hace cientos de años.
Nueva Imperial, Carahue, Toltén, Puerto Saavedra y Teodoro Schmidt son las cinco comunas de la zona que acercan la diversidad y riqueza de su gente, cultura, gastronomía y tradiciones, a tu mesa, a tus pupilas, a tus pulmones y a tu corazón.
Si lo que buscamos en nuestro viaje es retratar las mejores postales naturales de la zona o conectarnos con la naturaleza y fauna nativa a través de la adrenalina; la zona de Nahuelbuta es sin duda el lugar perfecto, debido a su territorio indómito, abundante y generoso.
Este sector es conocido por todas las actividades al aire libre que presenta, por su deslumbrante Cordillera de Nahuelbuta y parque nacional del mismo nombre, y por ser la tierra predilecta de las reinas indiscutibles de la zona: las milenarias araucarias. Su cuidado y conservación le han brindado a Nahuelbuta el reconocimiento de Monumento Nacional.
Renaico, Los Sauces, Purén, Traiguén, Lumaco, Ercilla y Angol son las siete comunas que conforman la zona, aportando a los viajeros la diversidad de su cultura, tradiciones, gastronomía y destinos urbanos, con la amabilidad y buena acogida tan característica del sureño y sus parientes.
Epicentro de viajeros, realidades y compromiso. La zona de Temuco y alrededores expresa el punto de partida y conserva su diversidad hasta el día de hoy.
Los grandes predios de agricultura, la concentración de cultura, oficios, emprendimientos, patrimonios y conocimiento, transforman a esta zona en el centro administrativo y productivo de la región y en el epicentro del movimiento.
Padre Las Casas, Temuco, Freire, Pitrufquén, Gorbea, Loncoche, CholChol, Galvarino, Perquenco y Lautaro son las diez comunas que integran la zona de mayor población. Recórrela de arriba a abajo para descubrir los vestigios de las personas, que habitaron y habitan el alma de la región.
La reserva de los cuatro elementos, cuida en su interior volcanes, ríos y lagos. Vestida de verdes variados, esta zona es el lugar predilecto para el encuentro, desde la aventura.
Con un abanico sinfín de panoramas, la cuidada zona lacustre (favorita del turismo y el paso obligatorio de todo visitante), ofrece un paraíso de destinos y actividades como kayak, deportes náuticos, avistamiento y escalada, siempre rodeados de los paisajes más magníficos e inolvidables.
Villarrica, Pucón y Curarrehue son las tres comunas anfitrionas que te invitan a activar tus cinco sentidos, ponerte en movimiento en torno a la naturaleza indómita y a perderte en el tiempo, mientras encumbres las sendas que te llevan a destinos encantadores y emocionantes.
Territorio de alturas majestuosas, testigo silente del diálogo entre araucarias y estrellas. La zona Andina es la reserva mundial de la biósfera, donde las rutas son recorridas hace cientos de años, nombrando poblaciones con la bondad de su fruto, el piñón, y uniéndonos al resto del continente con su cordón cordillerano.
Lonquimay, Curacautín, Melipeuco, Cunco, Collipulli, Victoria y Vilcún son las siete comunas que conforman esta zona y que acercan al viajero a los espíritus que habitan estas tierras, a través de panoramas como la escalada, el trekking, el avistamiento de aves y mucho más.
Es en esta zona donde podrás dar con el más pequeño de los seres, como la ranita de Darwin o los monitos del monte; con los gigantes de fuego, como el Volcán Llaima, el Sollipulli y el Lonquimay, y con los sabios ancestros de madera: las araucarias.