En 1956, Salvador Álvarez llegó a la comuna de Gorbea para instalar su nuevo negocio "La bola de oro": una botica, abarrotería y ferretería para abastecer a los vecinos del sector.
La leyenda cuenta que don Salvador era un hombre misterioso, que usaba siempre un colgante de oro , fumaba en pipa y tenía un bigote blanco, y que su plan era hacerse una fortuna en la zona; meta que inesperadamente consiguió en Gorbea y que le permitió construir una mansión y un puente colgante que cruzaba el río Donguil.
La estructura tenía tres pisos, cosa que se consideraba un lujo para la época; y por lo mismo, los vecinos comenzaron a cuestionarse el origen de la fortuna del señor Álvarez; dando pie a rumores que aseguraban que el hombre habría hecho un pacto con el diablo para hacerse millonario, por lo que debía criar a un culebrón enorme en la torre más alta de la mansión y alimentarlo de animales o personas intrusas, impidiendo la entrada de extraños al recinto privado.
Los rumores siguieron creciendo con el tiempo, señalando que nadie podía llegar al final del puente colgante, porque antes de lograrlo se perdía en el parque o caía al río, convirtiéndose en comida para el culebrón.
Años después, la familia Von Baer llegó a habitar la mansión, arrastrando consigo el mito del culebrón de Gorbea; y hasta el día de hoy, se sigue diciendo que si alguien se baña en el salto del río Donguil o intenta cruzar el puente colgante que conecta el bosque con la mansión, sentirá la presencia de la serpiente gigante que lleva en el cuello el colgante de oro de don Salvador Álvarez.
Todos los años llegan turistas a este sector, porque además de interesarles la leyenda, el lugar es maravilloso y el puente colgante de la mansión es uno de los más largos de Chile.