cultura
Epew de Kvpvka: La anciana dueña de la montaña
PorAraucanía Infinita
Publicado el
Créditos imagen: Colectivo gráfico Araxilos.

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Un epew es un relato originario de la cultura mapuche en el que se relatan historias ficticias, cuentos, leyendas con el fin de entretener enseñando valores positivos a los más pequeños. Este epew ha sido adaptado de su versión original.

Una vez en los bosques de La Araucanía, un hombre buscaba incesantemente a sus animales perdidos hace un par de horas. Cuando la noche cayó, sin darse cuenta, él mismo se perdió.

Decidió buscar un lugar para dormir en medio de la oscuridad, seguiría su búsqueda por la mañana. Al cabo de un rato y sin encontrar nada, decidió recostarse como pudiera donde estaba para descansar un rato, hasta que a lo lejos pudo ver lo que parecía humo de una fogata elevándose por los cielos.

Al acercarse al humo, pudo observar que efectivamente era una fogata, pero alrededor de ella se encontraba una mujer de edad avanzada bailando. Con curiosidad se acercó, saludándola amablemente y conversando con ella, charla que terminó con el hombre encontrando un lugar para pasar la noche.

Desde antes, el hombre había podido observar que detrás de la fogata y la mujer, había una casa hecha con diversos materiales naturales recogidos de los bosques, tales como maíz, arvejas, papas, etc. Al pasar la noche con ella descubrió que su nombre era Kvpvka, la anciana dueña de la montaña, y que no era del todo humana ya que poseía poderes sobrenaturales.

Con el paso del tiempo, los animales extraviados perdieron importancia. El hombre y Kvpvka se hicieron amigos y eventualmente se casaron, pero al descubrir que él era pobre, viudo y que tenía cuatro hijos, la anciana le dijo que trajera a los niños a la propiedad, que en el lugar “había de todo”.

El hombre llevó a sus hijos donde vivía la mujer, los niños se encontraron con riquezas que ni imaginaban, pudieron comer como nunca lo habían podido hacer, además de tener abrigo y alojamiento de excelencia en la casa. 

Pero todo cambiaría una noche, cuando antes de arreglarse para dormir uno de los hijos vió descalza a la anciana y gritó: 

- ¡Miren! ¡La viejita tiene sólo dos dedos!

Ante tal burla del infante, Kvpvka se llenó de furia por lo ingrato que había sido el niño. Comenzó a patear todo a su alrededor, su casa, los alimentos, el fuego y de a poco, todas las riquezas con las que los hijos del hombre habían sido recibidos comenzaron a desaparecer y a su vez, la misma anciana también.

El hombre se encontraba desesperado, comenzó a lamentarse y a regañar a sus hijos reclamándoles que no debían faltarle el respeto a la gente, mucho menos a los mayores. Devolvió a los niños a su antigua casa llena de pobreza y miseria, para después huir a la montaña en busca de Kvpvka para vivir por el resto de su vida junto a ella, alejado de sus hijos.

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